No sé por qué pero los grandes autores, aquellos seres que han marcado mi modo de pensar, ver y entender la vida, siempre han aparecido de modo casual. Ninguno de ellos formó parte de lo que los “adultos” llamaban mi educación. Pero todos, uno a uno, se han presentado ante mí, deseosos por “hablar”. Nietzsche. Un ejemplo. Apareció. Lo vi, nos vimos. Una tarde, ya grandecita era, lo encontré bien arriba en la biblioteca de papá. Tantos años de estudio y nadie me había hablado de él… y yo, me fui enamorando letra a letra. Fue un alivio conocerlo porque me hacía reflexionar y sentirme menos sola en este mundo entre mentiras sordas y verdades mudas.

El caso de Carl G. Jung y Wilhelm Reich es más curioso y sincrónico: A los dos los conocí, en días y años distintos, pero en las mismas circunstancias: en un tren. Simple casualidad quiso el destino que me sentara las dos veces frente a algún lector con libro en mano. Ya hablaremos de Jung cuyo encuentro (que marcó mi vida profesional) merece un capítulo aparte. Hoy toca hablar de Wilhelm Reich. Y el libro frente a mí: ‘La Función del Orgasmo’.

Reich nació en Dobrzanica, Galitzia, Imperio Austro-húngaro, el 24 de marzo de 1897. Estudió medicina en la Universidad de Viena. En 1922 Sigmund Freud lo eligió como primer médico asistente en su recientemente formado Policlínico Psicoanalítico, una clínica gratuita, donde Reich tuvo contacto con el vienés de clase baja, trabajador y asalariado. Reich fue un ávido estudiante del marxismo. En 1930 abandonó Viena y se trasladó a Berlín, donde se convirtió en un activo miembro del Partido Comunista Alemán.

Su aprecio hacia Freud y Marx no fue obstáculo para su crítica reflexiva. Estaba convencido de que la sociedad estaba enferma y era injusta. Quería, por eso, proporcionarle una gran terapia que no sólo curaría a los individuos de sus dolores personales, sino que sanaría a la sociedad de sus propias patologías sociales. Para Reich la mayor parte de la población sufre patologías mentales y vive en condiciones de fuerte represión sexual. Reich considera que el dominio de una clase social sobre otra necesita que la mayor parte de la población sufra una atrofia en su vida sexual, como forma de garantizar a las clases dominantes, individuos pasivos, que acaten la autoridad sin cuestionamientos. De esta manera, Reich concluye que el capitalismo es incompatible con la salud mental de la población, y que esta salud sólo se podrá lograr de la mano de la abolición de la sociedad de clases, es decir, a través de la revolución socialista. Para esto, entendió que era necesario combinar el freudismo con el marxismo en una única teoría terapéutica, que le permitiría liberar al individuo de sus represiones a la vez que a la sociedad de sus inhibiciones culturales.

De este modo fue como Reich se convirtió en el primer freudomarxista del mundo. Al darse cuenta de que ni Freud ni Marx podían proporcionar la terapia que el mundo necesitaba, acabó siendo expulsado tanto de los círculos freudianos como de los marxistas. La revolución que Reich concibió era mucho más omnicomprensiva que la de cualquier marxista. Su guerra contra la represión fue más lejos que la de cualquier freudiano. Su objetivo era derribar toda represión, toda marca cultural y social, toda forma de autoridad, de modo que pudiese llevarse a cabo una revolución total de la que surgiera el verdadero ser humano, pleno y limpio.

Para Reich la causa de que la sociedad esté enferma y neurótica es la educación de la familia patriarcal, autoritaria y sexofóbica. De esta manera, la neurosis surge cuando el individuo no puede satisfacer y descargar natural y libremente su energía sexual y esta energía bloqueada genera desequilibrios. El animal castrado pierde sus instintos y deja de ser agresivo; del mismo modo, el individuo, en la imposibilidad de vivir su vida como consecuencia de la represión sexual, está perdido y es fácilmente domesticable.

“La salud psíquica depende de la potencia orgástica, o sea, de la capacidad de entrega en el ‘acmé’ de excitación sexual durante el acto sexual natural. Su fundamento es la actitud caracterológica no-neurótica de la capacidad de amar. En el caso de la impotencia orgásmica, de la cual sufre una enorme mayoría de los seres humanos, la energía biológica está bloqueada y se convierte así en fuente de las manifestaciones más diversas de conducta irracional. La cura de los trastornos psíquicos requiere en primer término el restablecimiento de la capacidad natural de amar.

‘La función del Orgasmo’

Reich desarrolló con un grupo de colegas centros de higiene sexual donde se informaba sobre los anticonceptivos, el aborto, etc. Y se reivindicaba la libre sexualidad del niño y del adolescente, y el apoyo social para esto.

En 1930 en Alemania fundará el movimiento Sex-Pol (sexología-política), que fue un intento de unificar los diversos movimientos sexuales existentes bajo unos fines comunes para hacer presión social, y que aglutinó a más de 40.000 miembros, cosa que asustó al propio partido y también al movimiento psicoanalítico.

En 1934, fue expulsado del partido comunista, teniendo que salir de Berlín porque estaba en la lista negra de Hitler por su libro ‘Psicología de Masas del Fascismo’. Sus libros son prohibidos a los militantes comunistas y meses después quemados por el gobierno nazi.

“Respecto a mi persona y mi obra pido al lector que considere un hecho sencillo: Los psicoanalistas neuróticos me califican de esquizofrénico, los comunistas fascistas me combaten como ‘troskista’, las personas sexualmente lascivas me han acusado de poseer un burdel, la policía secreta alemana me persiguió como bolchevique, la estadounidense como espía nazi, los charlatanes de la psiquiatra me llamaron charlatán, los futuros salvadores del mundo me calificaron de «nuevos Jesús» o «nuevo Lenin»… Yo estoy dedicado a otra labor que requiere todo tiempo y la fortaleza de que dispongo: el trabajo sobre la estructura irracional humana y el estudio de la energía vital, descubierta hace muchos años; en pocas palabras: «estoy dedicado a mi trabajo en orgonomía”, escribe Reich.

Luego fue expulsado de Dinamarca y Noruega por presiones del gobierno nazi, y, finalmente, se radicó en New York. Durante los 17 años que desarrolló allí su actividad generó muchas hipótesis y fundamentó otras, llevando una labor interdisciplinaria, dedicándose a la investigación en torno al Orgón (palabra derivada de la misma raíz que “organismo” y “orgasmo”) que según Reich era una substancia sin masa y omnipresente, similar al éter, pero fuertemente asociada con la energía vital en lugar de la materia inerte. Fundaría “Orgonón”, que era una comunidad de científicos donde se trabajaba en la formación de orgonterapeutas especializados en el estudio de las leyes de la energía orgónica y sus aplicaciones, llegando a utilizar un motor movido por esa energía, demostrando la posibilidad de tener un control metereológico con el «Cloud-Buster», y utilizando el «Or.Ac.» –acumulador de energía orgónica– y el «Dor Buster», como instrumentos médicos en su lucha contra la enfermedad.

Pero esta labor se vio interrumpida por las intromisiones del gobierno americano. Primero del F.B.I., siendo detenido al poco tiempo de su llegada, y posteriormente por la comisión «de drogas y alimentos», que durante la Caza de Brujas del senador McCarthy lo acusan de vender el Or.Ac. sin patente, creando un espiral de situaciones cada vez más conflictivas que culminarán en la incineración de toda su obra y aparatos, una multa fortísima a su instituto, y su encarcelamiento, muriendo Reich en la cárcel de Feniswurg mientras cumplía su condena de 2 años, el 3 de noviembre de 1957.

Lamentablemente Wilhelm Reich nunca estuvo a salvo en ningún lugar. Y tristemente también, en nuestro sistema, no sorprende su final. Invito a honrar años de pasión y conocimiento leyéndolo. En un tren, en la cama, donde sea…

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