Nadie está totalmente sano ni totalmente enfermo. La enfermedad se produce cuando nos estancamos en un espacio de dolor, de confusión, de angustia, de duda durante mucho tiempo.
El arteterapeuta no debe cortar el síntoma de entrada, debe facilitar su manifestación en un ambiente de libertad para que, una vez exteriorizado, se pueda investigar y aplicar soluciones.
EL encuentro terapéutico es la conexión y el viaje de dos personas, para restablecer el equilibrio, la salud y la armonía psiquica.